Responder a esta aparentemente tan sencilla pregunta no siempre es fácil. «Tener hijos es perder calidad de vida» sentencia la periodista Samanta Villar en su libro «Madre hay más que una» de la editorial Planeta. Unas reflexiones que han provocado infinidad de reacciones estos últimos días en diversos medios, especialmente en algunas redes sociales dónde se tacha a Villar de egoísta, inmadura e insensible.
¿Qué es la calidad de vida?
Como madre que también soy, decir que «Tener hijos es perder calidad de vida» es para mi una percepción de la maternidad algo sesgada, aunque no por ello menos respetable. Manifestar que con el nacimiento de tus hijos pierdes calidad de vida entiendo que no es la expresión más adecuada para dejar entrever que, con la maternidad, forzosamente te ves obligada a cambiar algunos de los hábitos que caracterizaban tu anterior etapa sin hijos.
Yo soy madre desde hace casi 6 años y nunca diría que mis hijos me ha hecho perder calidad de vida. Al contrario, la llegada de la maternidad me ha hecho valorar y replantearme algunos de los aspectos de mi vida que antes creía que me proporcionaban la felicidad y que ahora apenas significan nada para mí. Ante todo, cabe pues plantearse, qué se entiende por calidad de vida.
Decir que con la llegada de los niños una madre está agotada, apenas duerme, ni se puede duchar, son aspectos superficiales y pequeños sacrificios que conlleva la maternidad y que luego, pasada la etapa de bebé, una olvida. Mi calidad de vida no la valoro por las horas que duermo, ni tampoco por el tiempo ni en qué condiciones puedo comer, ni ducharme. Soy consciente, como todas las madres que hemos pasado por esta etapa, que en los primeros años de vida, las mamás debemos sacrificar parte de nuestra independencia y libertad en favor de nuestro bebé o bebés recién nacidos.
Dicho esto, sin embargo, si que reivindico que, por el hecho de ser madre, una mujer no debería renunciar a su carrera profesional ni a seguir creciendo personal y profesionalmente. Aquí si que me sumo a las reflexiones de Villar, y sostengo que una madre trabajadora pierde calidad. En el sentido que, en la mayor parte de los casos, para poder ver crecer a sus hijos debe sacrificar su proyección profesional o, como es mi caso, reinventarse laboralmente.
La maternidad, peor percibida por la mujer que es mamá en edad avanzada
Ninguna maternidad es perfecta y nadie está preparado para afrontar la llegada del bebé y lo que ello supone. Se idealiza en exceso esta etapa de la vida de muchas mujeres que supone muchos cambios físicos y psíquicos y un proceso de readaptación nada fácil para la pareja y para la familia, si ya hay otros hermanos. Sin embargo, puedo deciros y lo mismo le diría a Samanta Villar, que, por propia experiencia, es algo pasajero y que, a medida que los niños van creciendo, la perspectiva de esos dos primeros años es totalmente distinta.
Ingenuamente yo creía que por el hecho de ser madre en edad avanzada, es decir pasados los 35, viviría la maternidad de distinta manera, con más entereza, sabiduría y madurez. Ahora, estoy convencida que, justamente las madres que deciden serlo a esta edad, aún la vivimos peor.
La llegada de un bebé, a esas edades, irrumpe en nuestras vidas de manera abrupta. Nuestra manera de ver y hacer las cosas se resiente y nuestra identidad como mujeres independientes se ve gravemente dañada. Asmismo, la confianza en nosotras mismas se desvanece y afloran nuestros miedos y nuestra inseguridad ante una nueva situación que escapa a nuestro control. La madurez que debería imperar en estos momentos, se ve superada por las inseguridades, el desconocimiento y sobre todo por la impotencia de no poder gestionar mejor una situación sobre la que tanto hemos leído y nos han aconsejado y sobre la que creíamos que, con nuestra experiencia, fácilmente hubiéramos gestionado.
Ser madre es un apasionante recorrido pero nadie ha dicho que sea fácil. La mujer, como madre, debe sacrificar mucho en esta andadura pero también debe saber identificar y valorar la infinidad de pequeños momentos que nos aporta la maternidad.
Personalmente, tener hijos me ha permitido experimentar unas vivencias que díficilmente hubiera podido entender de no haber sido madre. He aprendido mucho con ello y sigo aprendiendo día tras día. Una experiencia única que trastocó voluntariamente mi vida hace casi seis años y que me ha permitido crecer como persona, mujer y madre.
Y para vosotras, ¿qué ha supuesto ser madre?
Estoy de acuerdo contigo. Pero lo que me mata de sus declaraciones es que «se arrepiente de haberlos tenido» y dice «prefiero ser tia que madre».
Estas son dos cosas literales que ha dicho, y que para mi, no tienen nada que ver con estar agotado o cansado.
Si es verdad que muchas mujeres pierden oportunidades laborales, me sigue pareciendo fuera de lo estetico declarar que te arrepientes de haber tenido a tus hijos. Unos hijos que ya conoces.
Me parece una absoluta barbaridad. Una cosa es decir que te sobre pasa, que estas estresada, que vas a tope, que necesitas ayuda, y muchas otras cosas.
E incluso, puedes manifestar tu descontento rotundo em que nuestra sociedad permita, o mas bien dicho, promueva, que las mujeres no podamos avanzar profesionalemente de ser madres. Pero culpar a tus hijos de cosas que no son su culpa ni responsabilidad me parece muy infantil.
Lucha por los derechos de las madres, pero no culpes a tus hijos por tu falta de calidad de vida.
Y si realmente el problema es que de verdad no los quieres, que te arrepientes de verdad (cosa que desafortunadamente es la realidad de muchos padres) tienes la responsabilidad moral de buscar ayuda y trabajar para educar y querer a tus hijos de la mejor manera posible.
Asi es la vida. Hay que trabajar duro, hay sacrificios, pero sobre todo, es muy bonita y hay que vivirla con amor.
Coincido contigo en todo lo que dices. Los ñiños son las víctimas de situaciones como éstas. La maternidad no puede surgir como fruto de un capricho. Ha de ser meditada y aceptada como tal, con sus sacrificios.
Hoy casualmente he entrado en una librería y he hojeado el libro de Samanta Villar. Declaraciones cómo esta me sorprenden aún más cuando descubro que el hilo argumental, autobiográfico, de «Madre hay más que una» es toda la andadura que vive Villar antes de quedarse embarazada, cómo lo consigue y cómo transcurre todo el proceso de gestación de los bebés. Resulta contradictorio que una persona que aparentemente ha luchado tanto para conseguir ser madre, en el momento de serlo y poder disfrutar de sus hijos, afirme que se arrepiente de ello simplemente porque ha perdido calidad de vida. Justamente ella que ha sufrido tanto hasta llegar a conseguirlos.
Me resulta inaceptable que una madre con bebés de meses pueda ya valorar si la maternidad le hace o no perder calidad de vida. Podría llegar a entender el arrepentimiento, y de hecho lo respeto, aunque no lo comparto, en madres de niños adolescentes que han consagrado su vida a educar a sus hijos, sacrificando vida personal y profesional, y, que en algunos casos, viven situaciones realmente grotescas con los hijos en la etapa de la adolescencia. Podría incluso también llegar a entender casos de arrepentimiento en familias desestructuradas en el seno de las cuales la madre ve como todo lo que ha estado construyendo se derrumba y la idealización de la maternidad también. Sin embargo, me cuesta entender este arrepentimiento en madres que acaban de serlo, a no ser que estén bajo los efectos de una depresión postparto, y más cuando llevan años luchando para ello.
Como tu bien dices, en casos de arrepentimiento, tu labor como padre/madre es buscar ayuda para que tus hijos no sufran por ello y puedan ser educados bajo unos mínimos de amor, comprensión y cariño.