Últimamente se habla mucho de las técnicas Mommy makeover, especialmente entre las celebrities. Como mamá de dos niños, con tan sólo 19 meses de diferencia, de más de 4 kg al nacer y con un primer embarazo a los 37 y un segundo a los 39 años, os puedo decir que el cuerpo de la mujer a esta edad y bajo estas circunstancias se resiente considerablemente a nivel físico. No siempre recurrir a estos tratamientos tras un embarazo es una cuestión de estética.
Soy una mujer delgada de 1,73 cm y 56 kg que habitualmente usa la talla 36. En los embarazos engordé lo estrictamente necesario ya que cuidé excesivamente mi alimentación y me discipliné por hacer ejercicio diariamente. Sin embargo, mi hija primero y mi hijo después superaron los 4 kg al nacer y mi vientre era extremadamente voluminoso para mi constitución. Tras nacer mi segundo hijo, con 39 años ya cumplidos, constaté que mi abdomen por muchas hipopresivas que hiciera no volvía a su lugar. Después de un año del parto, no recuperaba mi figura. Incluso adelgacé más, pero mi tripa parecía la de una embarazada incipiente. Consulté diferentes especialistas y todos coincidieron en el diagnóstico: mi músculo abdominal estaba roto. Debía recurrir a la cirugía y no era una cuestión estrictamente estética, ya que a largo plazo podía ocasionarme problemas de salud y deterioro en mi calidad de vida.
Mommy makeover: ¿Cómo recuperar la silueta tras el embarazo?
Tras mi segundo hijo, tenía claro que éste había sido mi último embarazo y quería recuperar mi imagen e incluso mejorarla. Me informé sobre los mejores especialistas en cirugía plástica y empecé mi andadura por encontrar el cirujano en quién confiara. No fue fácil, ya que en aquellos momentos, y estoy hablando de hace apenas tres años, aún no existía el mommy makeover como tal o, por lo menos, en ninguno de los centros a los que acudí, me informaron de ello y, os aseguró, que visité los más prestigiosos de Barcelona.
Cómo seguramente ya sabréis el mommy makeover es un paquete de tratamientos médico estéticos que incluye desde ejercicios físicos y cuidados alimentarios a técnicas de cirugía estética como la abdominoplastia, la cirugía de mamas y la liposucción. Un tratamiento pensado para la mujer que, tras la gestación, desea recuperar e incluso mejorar su propia imagen. La combinación perfecta para recuperar la silueta, con un vientre plano, realzando la tersura del pecho, con un aumento o reducción de mamas si cabe, y eliminando la grasa sobrante en muslos y abdomen si fuera necesario. Un plan médico-estético especialmente diseñado para la mujer que acaba de ser madre y que no se resigna a perder su silueta. Un servicio que en ese momento eché en falta ya que me sentí incomprendida por muchos de los especialistas a los que visité.
Mis sentimientos tras saber que tenía que pasar por quirófano, con un bebé de apenas un año y una niña de dos y medio, eran totalmente contrapuestos. Por un lado, tenía claro que como mujer quería recuperar mi figura y por otro, como madre, me sentía culpable por exponer a mis hijos a un riesgo innecesario. Y lo cierto es que en mi caso concreto, igual que otras muchas madres en mi situación, en ese momento necesitaba la comprensión de un cirujano plástico desde un punto de vista profesional pero también personal.
Tras cinco o seis especialistas llegué al Dr. Agustín Blanch, un cirujano plástico con una dilatada trayectoria que supo transmitirme la serenidad, tranquilidad y confianza que necesitaba en aquel momento. Como bien dice en su libro que publicó hace un año y del que os hablaré en un próximo post “Y si me opero”. La cirugía plástica mucho más que una cuestión estética” , “la diferencia esencial entre la cirugía plástica y el resto de las especialidades médicas es que en nuestro caso el paciente está sano y acude a nosotros, simplemente, para sentirse mejor”. El paciente se encuentra bien, pero quiere estar mejor (…) En otras palabras, no puede hacerse cualquier cosa que el paciente desee, y, por este motivo, mi objetivo no es solo tener un resultado óptimo, sino buscar la excelencia”
Tras estudiar mi caso, además de la abdominoplastia, me aconsejó también someterme a un aumento mamario. Mis pechos, de origen pequeño, tras la lactancia de mi hija y mis dos embarazos, perdieron notablemente volumen y tersura y apenas se insinuaban. La operación simplemente era más larga y evitaba pasar dos veces por quirófano y un nuevo postoperatorio, en el caso que me planteara esta última intervención en unos años. Me convenció, y ahora, dos años después de la intervención, estoy muy satisfecha con los resultados.
Sin existir aún el mommy makeover como servicio, el Dr. A. Blanch ya interpretó cuáles eran mis necesidades como mujer tras la gestación de mis hijos. En mi caso concreto, no precisaba de una liposucción, ya que mi constitución física o mi genética así lo quiso, pero, en cierto modo, supo identificar el mommy makeover que necesitaba.
Mommy makeover, una necesidad
Mi opinión como madre y mujer que, tras dos embarazos, ha tenido que recurrir a técnicas médico estéticas para recuperar e incluso mejorar mi propia imagen, aplaude iniciativas como el mommy makeover. Ya era hora que, importado o no de EEUU y considerado por otros tantos como una moda pasajera, el mommy makeover interrumpiera en nuestras vidas. Aplaudo que en las consultas y los servicios de las clínicas de cirugía estética se empiece a visualizar el colectivo de las madres como un potencial cliente, con sus propias necesidades y problemáticas en técnicas de medicina estética. No siempre someterse a una cirugía estética es una cuestión de moda o de satisfacer caprichos, en ocasiones también es una cuestión de necesidad y no siempre está al alcance de todas.
¿Y tú, recurrirías a un mommy makeover tras tus embarazos? o ¿eres de la considera que es un tema puramente estético y superficial?
¡Hola! Pues te leo una año después. Creo que es tan injusto entrar en la maternidad de forma tan inocente… sin nadie que te cuente el sacrificio personal y físico que entraña, y que nadie te comprenda realmente, y a nivel social, que se obvie tanto el sufrimiento individual después de los embarazos… Para mí la falta de atención individualizada y psicológica a las madres después de los embarazos es una forma más de machismo institucionalizado. Para mí ver el estado físico en el que quedé después de mi primer embarazo fue una experiencia sumamente traumatizante. Cogí 20 kilos en mis dos embarazos. En el primero descuidé algo más mi dieta, pero en el segundo andaba 6 kms todos los días y comía muy sano. Aun así retenía líquidos sin parar. Así que no señores, no es dejadez. Hay que sufrir un embarazo (sí, sufrir) para entender realmente cómo afectan las hormonas, como ves que tu cuerpo no te pertenece y no puedes controlarlo. Y el postparto igual. En mi caso, engordé y retuve grasa y celulitis de forma brutal con la lactancia. Mi cuerpo aseguraba la alimentación del bebé. Así que no, aunque esté muy de moda decirlo, no adelgacé absolutamente nada con la lactancia, sino que se me puso más cuerpo de morsa aún. Hoy en día, después de dos años y haber perdido 20 kilos después del segundo embarazo, sigo con barriga de 5 meses de embarazo, la piel con tantas estrías que parece quemada, separación de músculos y una hernia umbilical. Si una persona que no sea madre va a una consulta de la seguridad social, seguro que valoran los riesgos para la salud a largo plazo, o si una persona tiene un accidente y se le quema la piel, la SS seguramente le cubrirá algún tipo de tratamiento. Pero claro, al ser madre, existe el concepto social de «pues te aguantas» o «tu ya sabías que tu cuerpo cambiaría al tener hijos», o «pero mira que niño tan bonito tienes». No, mire, no, yo he sacrificado mi cuerpo para traer a esta sociedad a un nuevo ser humano, lo estoy criando en sociedad, cuando sea mayor contribuirá a que España no desaparezca, y a cambio recibo la indiferencia y falta de empatía de todos. Noté la falta de empatía a todos los niveles: matronas, ginecólogos, vecinas, familia, etc. Es como si tú ya no volvieras a existir y a cambio quedara solo una madre sufridora dispuesta a sacrificarlo todo. Pues dejadme deciros que eso no es justo, y es ficticio. Las madres también somos personas individuales, y necesitamos nuestra propia felicidad independiente de nuestras familias. Y quien no quiera decir ésto claramente esta dejando que la silencien con la maternidad y con su obligación de ser madre, y no está siendo sincera con los demás o consigo misma. En mi caso, mi aspecto físico afecta a mi autoestima, como le puede pasar a alguien que tenga un accidente y se vea desfigurado. Y no, yo no elegí quedarme como quedé después de un embarazo, así que no es un capricho operarme, es una necesidad psicológica. Y creo que las madres deberíamos ser mas cuidadas por las instituciones y por la sanidad después de la contribución tan enorme que hacemos al país. Somos nosotras las que le damos un futuro al país, señores.
Hola Maribel,
Entiendo y subscribo todo lo que dices. Ese también fué mi sentimiento cuando, tras mi segundo embarazo, recorrí, cirujano tras cirujano plástico, para ver si encontraba solución a mi problema. Mi sensación, en la mayoría de las ocasiones, fué de frivolidad e incomprensión. Incluso en mi entorno más cercano no siempre se entendió que me sometiera a una operación de cirugía estética con dos bebés en casa. Sin embargo, como tu dices, no por el hecho de ser madres debemos dejar de pensar en nosotras mismas como mujeres. Algo que, nosotras, ya de por sí, con los niños siendo bebés, tendemos a realizar. No debemos sentirnos culpables por, en determinados momentos, querer pensar en nosotras mismas y dedicar una parcela de nuestro tiempo a hacer aquello que nos gustaba antes, a poder ir a la peluquería, a practicar deporte, a cuidarnos… La maternidad, como tu bien dices, no nos puede arrebatar nuestro cuerpo y es una pena, que ante tantos casos como estos, sigamos sin tener asistencia sanitaria pública para una diástasis abdominal tras un embarazo. Entiendo lo que comentas respecto a tu baja autoestima cuando ves que tu cuerpo no es el mismo y difícilmente, por muchas operaciones a que nos sometamos, lo será. Aún y después de la operación sigo sin tener apenas sensibilidad en mi abdomen y mi ombligo ya no existe. Debo asumir que esta será mi pequeña «cicatriz» de la maternidad. Sobrellevable pero siempre presente. Espero que tu también consigas muy pronto encontrar ese punto de equilibrio entre volver a sentirte bien contigo misma y resignarte a perder aquello que te arrebató la maternidad. Me alegro que me hayas leído y espero que mi experiencia haya sido para tí también enriquecedora e ilustrativa para ver que no estás sola y que, como tú, hay muchas otras mamás. Espero seguir comentando contigo estos y otros posts. Un fuerte abrazo.