La formación, pieza clave para reinventarse tras ser madre

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Este pasado fin de semana podíamos leer en el suplemento «Criatures» del periódico «Ara» un articulo de Trinitat Gilbert sobre la difícil conciliación entre maternidad y éxito profesional.

El estudio «Maternidad y trayectoria profesional«, publicado por IESE Business School, en colaboración con Laboratorios Ordesa, es el punto de partida del artículo de Gilbert en el que se reflexiona sobre el papel de la mujer trabajadora después de ser madre. En él también se dan cita dos testimonios que ponen de manifiesto la importancia  y la necesidad, en la mayoría de los casos, de reinventarse para poder equilibrar vida personal y profesional.

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Imagen de las portadas del suplemento Criaturas del Ara y del estudio Maternidad y Trayectoria Profesional de IESE y Ordesa sobre conciliación

Según los datos obtenidos en este estudio, la maternidad para algunas mujeres supone un obstáculo a su carrera profesional lo que les lleva a aplazar la maternidad e incluso a renunciar a ser madres. Ante tal afirmación, añadiría que, aún y retardar la maternidad, los obstáculos para la mujer profesional que acaba de ser madre siguen existiendo y en ocasiones aumentados exponencialmente. La mujer profesional que ha sido madre tardía y tras la maternidad no retoma de inmediato su carrera, cuando quiere hacerlo debe asumir que lo hará seguramente avanzados los 40, con todo lo que ello conlleva.

Según este estudio, «el 56% de las mujeres de la muestra creen que tener hijos limita la trayectoria profesional, y el 35%  afirman que para llegar a lo más alto se han de hacer importantes renuncias familiares.

Porcentajes a los que se añaden otros tantos datos preocupantes como que «el 57% de las mujeres ha renunciado a algunos trabajos incompatibles con la maternidad, un 53% afirma que ser madre le ha impedido una mayor proyección profesional, y un 46% reporta haber tenido que trabajar mucho más duro para demostrar su valía.».

Unas afirmaciones muy en línea con las valoraciones finales de este estudio que concluye que entre las barreras más importantes para lograr el equilibrio entre maternidad y éxito profesional están las barreras sociopolíticas y las organizativas, siendo los principales obstáculos de esta última, la falta de flexibilidad de horarios, la escasa sensibilidad con la maternidad y la paternidad y la ausencia de Responsabilidad Familiar Corporativa en las empresas.

Interesante también analizar los datos obtenidos sobre las barreras personales que impiden a la mujer crecer profesionalmente y entre las que tiene un papel destacado la formación. Este estudio hace especial hincapié en la formación, entendida como la especialización en áreas tradicionalmente masculinas (informática, ingeniería, informática, etc.), aunque personalmente creo que sería extrapolable a otros ámbitos formativos.

La formación, puerta de acceso a la conciliación

Ante los datos que se extraen del estudio «Maternidad y trayectoria profesional», como ya he comentado en alguna ocasión, a mi parecer, una de las soluciones más inmediatas a la conciliación pasa por reinventarse profesionalmente. Como ya os comentaba en uno de mis anteriores posts, la maternidad supone un sacrifico para la carrera profesional de cualquier mujer en activo y la mujer que quiere ser madre debe ser consciente de ello.

Sin embargo para reinventarse, en muchos casos, se precisa de formación complementaria en aquellas áreas que uno menos domina o conoce y que uno precisa mejorar para ser más competitivo profesionalmente. Este ha sido mi caso y supongo que también el de otras muchas mujeres que ante la maternidad deciden emprender y reorientarse profesionalmente. Ya sea redirigidas hacia el mundo de la maternidad que acaban de descubrir o hacia otros muchos universos que les apasionan por ser sus hobbies o sus ámbitos profesionales de actuación.

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Espacio de trabajo con agenda, cuaderno de notas y ordenador.

En este proceso, un primer paso para ello y para no errar en el momento de apostar por una buena formación, es saber identificar cuáles son nuestras ventajas competitivas. Es decir, saber analizar nuestros propias fortalezas y debilidades para determinar qué habilidades y conocimientos precisaremos reforzar  y cuáles de aquellos que ya conocemos podremos poner en valor más adelante. Asimismo,  igualmente importante es buscar un buen curso de formación que se adapte a nuestros horarios, nuestras necesidades formativas y, más allá de que sea o no económico, que nos ofrezca garantías de calidad en aquello que buscamos. Una tarea arduamente complicada si queremos no equivocarnos con nuestra elección y que no nos condicione para que el proceso de reinvención se dilate en el tiempo.

Finalmente, como todo, cabe no olvidar la actitud. Este mismo estudio sobre maternidad y trayectoria profesional concluye que entre las barreras personales que dificultan el éxito profesional de la mujer está la falta de confianza en sí misma: el 34.8% se infravalora, el 34.5% teme fracasar, y el 28.4% manifiesta falta de confianza en sí misma. Cabe trabajar la actitud, y ser perseverante en aquello que uno desea. Como me viene recordando desde el lunes mi agenda Aligae, la fortaleza para trabajar esta semana es la voluntad y retomo aquí sus palabras motivadoras que dicen «No existe gran talento sin gran voluntad. ¿Qué necesitas para conseguir tus propósitos?».  Y allí dejo esta frase para la reflexión de todos mis lectores y lectoras.

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