¿Cómo hablar de sexo con nuestros hijos?

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Con dos niños de 4 y 6 años, nunca hubiera imaginado que ya debía empezar a preocuparme por cómo empezar a hablar de sexo con ellos.

Como toda madre, me inquieta que mis hijos no crezcan con toda la información necesaria para su desarrollo y su autoconocimiento personal. Me preocupa no saber distinguir cuáles son los mensajes necesarios para cada etapa. Es decir, aquellos adaptados a su edad de crecimiento, ya que nuestra infancia y la suya son muy, pero que muy, distintas.

Soy consciente de la importancia que tiene saber escoger adecuadamente los mensajes para hacer que mis explicaciones sean comprensibles y efectivas. Sin embargo, teniendo en cuenta que debemos hablar de sexo, ello no siempre es fácil.

Supongo que, como muchas de vosotras, soy una madre que, en su niñez, creció ajena a la cultura digital ya que en aquel entonces tan sólo existía el teléfono y la televisión. Nuestros hijos crecen en un entorno totalmente distinto. Inmersos de lleno en el mundo digital que les expone a información muy diversa sin tener en cuenta su edad. Evidentemente, ante esta realidad, las pautas que sirvieron a nuestros padres para educarnos y que aún recordamos, de poco nos sirven para nuestros hijos.

En casa son frecuentes las preguntas que empiezan por un porqué y, cada vez más, la curiosidad de mis hijos va en aumento respecto a algunos aspectos relacionados con la sexualidad. Y eso que, nuestro repertorio televisivo se limita a Pat el Perro, Sam el Bombero, Caillou y algún día siendo algo más osados a Star, contra las fuerzas del Mal o Los Diablillos.

Por ello, cuando casualmente descubrí el libro Atrévete a hablar de sexo con tu hijo de  Nora Rodríguez, no lo dudé un momento. Ya tenía una primera guía para educar a mis hijos en sexualidad y aprender a hablar de sexo con ellos.

 

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Portada del libro de Nora Rodríguez, «Atrévete a hablar de sexo con tu hijo», publicado por ediciones B.

Nora Rodríguez es educadora, ensayista, conferenciante internacional en pedagogía e innovación y autora de diversos libros. Estudiosa y defensora de la violencia escolar es también la impulsora y creadora del primer curso de Liderazgo Social del profesor en el aula. Actualmente, trabaja en diferentes iniciativas relacionadas en cómo educar de manera efectiva para la felicidad.

El descubrimiento del propio cuerpo. Paso previo a hablar de sexo

Como todos ya sabéis en casa tenemos parejita y desde siempre los hemos subido muy unidos sin hacer distinciones por razón de género. Son niños que, hasta ahora,  juegan juntos, se visten juntos y también se bañan juntos y no parece que ello les incomode.

Sin embargo, el otro día escuché una conversación entre hermanos que me dió que pensar. Mi hija Carla le decía a su hermano, sabes que lo que los papás dicen que se llama «pilila» en realidad no se llama así, sino «pene». Fué en ese momento cuando me percaté que Carla estaba haciéndose mayor y no podía seguir tratándola como si aún tuviera 3 años de edad. Necesitaba que le adaptara el lenguaje a su edad. Con 6 años ya era lo suficientemente madura como para entender y denominar las cosas por su nombre.

Según nos comenta Nora Rodríguez en su libro, alrededor de los 2 años ya es importante enseñarles a los niños la importancia de la privacidad. Y añade, «durante los primeros meses de vida también es probable que ya se produzcan reacciones, como erecciones, e incluso conductas autoexploratorias en la zona genital, en respuesta a estímulos placenteros como el baño o la lactancia». De aquí, según la educadora, la importancia del apego y de la comunicación emocional en los primeros años de vida.

En este sentido, aconseja no obligar a un niño, que no quiera, a dar un beso a alguién  e insiste en la importancia de llamar las cosas por su nombre. Según señala «Es importante enseñarle los nombres apropiados de cada parte del cuerpo. Inventar un nombre para algunas de ellas podría dar la idea de que el nombre propio tiene algo de malo».

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Portada de la Baby Enciclopedia de Larousse bajo el título «Per què?». Una manera divertida de saciar la curiosidad de los más pequeños y de distraerse

Hasta los 3 años, según la escritora, es importante explicarles a los niños la importancia de la privacidad. Enseñar a los niños que partes son privadas, por ejemplo, cuáles son las que cubre un bañador o con su ropa interior. Es la etapa en que los niños aprenden a vestirse y desvertirse y debemos aprovechar este momento.

Por lo visto, debía haber empezado a trabajar este aspecto mucho antes. Sin duda, deberé esforzarme por recuperar el tiempo perdido.

A los 4 años, turno de las preguntas. Toca empezar a hablar de sexo

De los 4 a los 5 años es una etapa, según nos cuenta Nora Rodríguez, que se caracteriza, tanto en niños como en niñas, por la curiosidad. Es el momento en el que ya son conscientes de que partes son privadas y qué partes no los son. Es la edad en que ya deben empezar a nombrar adecuadamente las partes del cuerpo y también los excrementos.

Recuerdo con mucho cariño esta etapa, que justo vivimos el año pasado, en que todo lo relacionado con los esfínteres les parece gracioso. Vocablos como «pipi» y «caca» son recurrentes en sus conversaciones y no se cansan de repetirlos. Uno de los libros de cabecera de este momento fue «Puedo mirar tu pañal» de Guido Van Genechten y publicado por ediciones SM.

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Portada del libro «¿Puedo mirar tu pañal'» de Guido van Genechten y publicado por ediciones SM

Una lectura muy ilustrativa y recomendable para niños en fase de control de esfínteres y en proceso de abandono del pañal. Una tierna historia con animales y con un ratón muy curioso como protagonista.  Su objetivo, ver el pañal de todos los animales bebé que encuentra y analizar sus «caquitas». Un libro muy divertido que encantará a los más peques de la casa.

En esta edad, según nos cuenta Nora Rodríguez, muchos niños ya saben que nacieron del vientre de su madre y no necesitan más para saciar su curiosidad sobre este tema por lo que tampoco se requiere profundizar.

Respecto a la privacidad, con 4 años, e incluso con 3, es cuando debemos reforzarla y empezar a enseñarles reglas como que ante una puerta cerrada se debe llamar antes de entrar. Un paso más para preservar también la pequeña parcela de intimidad de los padres a medida que los niños crecen.

De momento, ya veo que hablar de sexo con mis hijos no es tarea fácil y que hay algunos aspectos en su crecimiento que no he afrontado como debía. Sin embargo, aún estoy a tiempo de subsanarlo y por lo menos en esta etapa creo que  les he acompañado con mayores aciertos.

De los 5 a los 6 años, saber gestionar las emociones

En esta etapa, de los 5 a los 6 años, saber que los niños salen del vientre de mamá, ya no les satisface y, por regla general, quieren saber más. Algunos, incluso con 4, ya empiezan a hacerse preguntas.

Como padres debemos ser capaces de explicarles, con un lenguaje adaptado a su edad,  cómo llegaron hasta allí,  qué es el embarazo y cómo se produce el parto. Nora Rodriguez señala en este punto que «lo importante es asociar el amor con su nacimiento» e insitir en que «tanto la madre como el padre participan en el mismo nivel en la gestación» . También insiste en la importancia de dar explicaciones breves y de servirse de libros sobre estas temáticas adaptados a la edad del niño.

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Páginas interiores de la Baby Enciclopedia «Por qué?, publicada por Larousse, en las que se explica la gestación, embarazo y nacimiento de un bebé a partir del ombligo.

Otras preguntas relacionadas con los cambios corporales que puede experimentar su cuerpo, también pueden surgir fácilmente y debemos ser capaces de responder y de que nos entiendan. En esta edad, según establece Nora Rodríguez «Para ellos lo más preocupante es cómo encajar con los demás. (…). Se observan más y cuentan más cómo se ven o cómo creen que son vistos por los demás». Es el momento de hablar del placer y también del abuso sexual y cómo prevenirlo.

Por ello, es muy importante hablar con ellos de las emociones y ayudarles a identificarlas. En especial, cabe hacer especial atención al miedo y hablar sobre «sus miedos, como el miedo a ser diferente, al rechazo, a no encajar en el grupo…». Según la escritora y educadora, «hablar de las emociones en esta etapa implica tender puentes para cuando llegue la pubertad y tengan emociones que no comprenderán del todo y sobre las que querrán hablar para ponerles un nombre. «

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Ilustración del miedo por parte de Patricia Fitti e incluido en el libro «Emocionario», publicado por Palabras Aladas

En esta fase de la aceptación social, este es el momento en que se debe prevenir la  hipersexualización, especialmente en niñas. Nora Rodriguez define la hipersexualización como «aquello que consiste en integrar a  los cánones de belleza vigentes otros que inclinan al deseo sexual, porque quién consigue un mayor deseo sexual, más valor social tiene y, por lo tanto más popularidad». Como padres debemos en todo momento, reforzar la autoestima de nuestros hijos y facilitarles momentos de juego y entretenimiento, así como también piezas de ropa, acordes con su edad. La autora insiste en que «La hipersexualización conduce a una aceleración de experiencias y a una pérdida de la infancia, a corto y medio plazo», lo que conlleva graves consecuencias en la adolescencia.

De los 7 a los 9 años, paso previo a la pubertad.

De los 7 a los 9 años es una etapa que se caracteriza por la llegada de la pubertad. En las chicas, suele darse entre los 7 y los 13 años y en los chicos entre los 9 y los 15, según nos cuenta Nora Rodríguez.

Esta etapa se caracteriza, por lo general, por la disminución de preguntas directas relacionadas con el sexo, por buscar mayor intimidad, y por la importancia del amigo y el grupo en sus vida, en detrimento de la figura de la madre o el padre. Es un momento para trabajar conjuntamente la autoestima, potenciar la propia identidad y transmitir la importancia de tomar buenas decisiones.

Debemos hablar de sexo con ellos y especialmente debemos prepararles para los cambios corporales que sufrirán y ante los cuales deben estar preparados. Temas como la menstruación, la erección, el sida o la pornografía deben ser abordados.

En esta edad, como padres, debemos reforzar las emociones y trabajarlas conjuntamente. Nuestros hijos deben aprender a identificar y también a expresar las emociones primarias, que ya hemos introducido desde los primeros años de vida, pero también  las emociones secundarias. Unas emociones más complejas y que a los niños les resulta difícil reconocer sin la ayuda de un adulto. Según Nora Rodríguez «aprender a distinguir las emociones es un gran paso durante la pubertad. «

El libro «Atrévete a hablar de sexo con tu hijo» sigue recorriendo las diferentes fases del crecimiento del niño hasta los 17 años. Sin embargo, y dado que mis hijos aún son pequeños, mi análisis lo doy por terminado justo en la etapa posterior que deberá muy pronto cruzar mi hija. Hablar de adolescencia aún me queda lejos desde mi propia experiencia, aunque recomiendo enérgicamente que lean estos capítulos los padres con niños entre 10 y 17 años, dónde hablar de sexo se hace imprescindible.

Personalmente, tras leer el libro me he dado cuenta que con la edad de mis hijos, ya voy tarde para algunas cosas, pero que aún estoy a tiempo de rectificar. Como padres, debemos afrontar este momento y prepararnos para poder dar respuesta a nuestros hijos. Debemos generar confianza, ayudarles en su crecimiento y prepararles el camino para lo que va a llegar y que desconocen. En definitiva, acompañarles en esta emocionante travesía.

Creo que una de las grandes conclusiones de este libro es que debemos aprender a estar más atentos a las oportunidades de enseñanza que nos ofrece nuestro día a día, como eventos cotidianos, preguntas espontáneas, imágenes inesperadas, etc. Hemos de vivir este momento como si de un aprendizaje mútuo con nuestros hijos se tratara. Para hablar de sexo con nuestros hijos, como dice Nora Rodríguez, «mientras tu hijo aprende el qué, tú aprendes el cómo«. ¿No os parece?

 

 

 

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