Desde que escuché que el orden iba de la mano de la filosofía Montessori, llevo algún tiempo interesada en profundizar algo más en esta pedagogía. Un método que promueve la autonomía y la libertad en la educación de los niños desde muy temprana edad.
Como madre, me cuesta, en determinadas ocasiones, dar a mis hijos la libertad que seguramente necesitan. Soy sufridora por naturaleza y suelo caer fácilmente en la sobreprotección con ellos, limitándoles la autonomía y la libertad.
Por ello, cuando descubrí que Tiempo de Infancia en uno de sus encuentros «Crecer sin prisas» ofrecía una charla sobre la conquista de la autonomía en los niños, en base a esta pedagogía, no me lo pensé dos veces.
Hoy, desde el blog, vengo dispuesta a contaros todo lo que nos transmitió Sandra, madre de tres hijos e impulsora de Jaisa Educativos. ¿Me acompañas?
13 tendencias humanas a trabajar en la educación de un niño
Tan sólo empezar, Sandra puntualizó que «todo ser humano tiene unas potencionalidades básicas que, de saber trabajarlas, pueden llegar hasta dónde uno quiera». Y añadió «como padres acostumbramos a decir a nuestros hijos lo que hacen mal, mientras omitimos lo que hacen bien«.
En este sentido puso el ejemplo de la elección de las extraescolares de los niños. Según Sandra la tendencia de la mayoría de los padres es inscribir a sus hijos a aquellas extraescolares que sirven para reforzar las materias en las que son peores. Por el contrario, suelen ignorar aquellas otras actividades que hacen bien y que seguramente a sus hijos les gustaría potenciar y en las que incluso podrían brillar.
Para Sandra las tendencias humanas son uno de los pilares de la pedagogía Montessori y como necesidades del ser humano se deberían cumplir. Para ello, se requiere que también los espacios se adapten a ello y aprender, como padres, a educar a nuestros hijos de forma respetuosa y acompañándolos.
Orientación, exploración, orden y trabajo, cuatro tendencias a tener en cuenta
- Orientación. Todos los seres humanos necesitamos orientarnos en el espacio, empezando cuando somos bebés por nuestra propia casa y por saber dónde están las cosas básicas.
Por este motivo, en la educación Montessori los materiales que se utilizan durante los 3 primeros años de vida siempre están en un mismo lugar que se debe respetar . También los educadores son los mismos con el objetivo de que el adulto de referencia no cambie y proporcionar a los niños mayor seguridad.
- Exploración. Los niños en las edades pre-escolares deben poder tocar todo lo que les rodea, por lo que debemos favorecer la manipulación de su entorno.
- Orden. Esta tendencia nos lleva, según Sandra, a la búsqueda de la seguridad. Todos los seres humanos necesitamos cierto orden que favorece la estructura mental y transmite valor a las cosas que nos rodean. En las aulas Montessori todo está ordenado por cajas, distribuidas de arriba a abajo y de izquierda a derecha, respetando el sentido de nuestra escritura. La idea con ello es que los mismos niños se gestionen su propio aprendizaje.
- Trabajo. Un término que es sinónimo de actividad, por lo que en las aulas Montessori se habla de trabajo y no de juego. Es una tendencia muy relacionada con el logro y también con la autoestima. En este sentido, lo más conocido de la pedagogía Montessori es la Torre Rosa.
Movimiento, manipulación, exactitud y repetición también importantes
- Movimiento. Cualquier niño tiene necesidad de moverse y debemos respetarla.
- Manipulación. Otra de las necesidades de los niños es tocarlo todo y como padres, en múltiples ocasiones, erróneamente, les impedimos que lo hagan.
- Exactitud. Todos los materiales Montessori están pensados para ser exactos y la Torre Rosa es uno de ellos.
- Repetición. Necesaria para interiorizar los conceptos. Los niños tienen la necesidad desde muy pequeños de repetir una y otra vez una misma tarea lo que facilita su asimilación pero también a trabajar aspectos como la concentración o el sentido del logro.
Autocontrol, abstracción, imaginación, comunicación y perfección igualmente esenciales
- Autocontrol. Se basa en no actuar, exceptuando el caso en que nuestros hijos nos pidan explícitamente ayuda. Requiere de muchas práctica y no siempre es fácil para los padres.
- Abstracción. Una de las preguntas recurrentes de los niños cuando son pequeños es querer saber cuánto falta para llegar a un lugar o cuánto falta para sentarse en la mesa. En este sentido, con el método Montessori no se aprenden las horas sin antes no haber aprendido las fracciones. Para la filosofía Montessori es necesario tener una base sensorial para entender los conceptos abstractos.
- Imaginación. Una de las características que nos diferencia de los animales. Esa capacidad de pensar en algo que sólo existe en nuestra mente.
- Comunicación. Según Sandra «hoy en las escuelas no dejan hablar, mientras que hablar ayuda a compartir pensamientos, ideas y sentimientos».
- Perfección. Simplemente hacer algo lo mejor posible. No deja de ser la culminación de las otras tendencias humanas.
Educar en libertad y con responsabilidad
La libertad es una de las partes más importantes de un ambiente Montessori. Según nos explica Sandra, «se parte de la premisa de poder dar libertad a los niños para que puedan elegir y decidir sobre su propio aprendizaje». Y con ello subraya Sandra » no quiero decir que se pueda hacer lo que uno quiera», sino que se requiere «fijar unos límites seguros para poder explorar esa libertad que irá creciendo a medida que los niños vayan cumpliendo años.»
Para Sandra y la metodología Montessori «si un niño no se mueve en libertad, no imagina, no explora, no experimenta, no descubre y no inventa, es imposible que desarrolle todo su potencial. Como señala Sandra «yo no quiero educar a niños obedientes. Es algo que ya puedes ser ante un peligro. Yo busco educar a niños críticos con el mundo para que, a la larga, lo puedan cambiar.»
La libertad exige necesariamente responsabilidad, también autonomía en el movimiento y sin intervencionismo por parte de los padres o profesores. Y en este aspecto los ejemplos de Sandra fueron muy ilustrativos al hablar de la autonomía limitante que les damos a nuestros hijos cuando, para montarse en una bicicleta, deben ir equipados de arriba a abajo. O también cuando, para jugar en un parque o en una sala de juegos, lo hacen sobre superficies acolchadas. Para Sandra «un niño debe aprender a caerse para encontrar el equilibrio y para encontrar el eje de equilibrio se hace necesario una textura sólida y dura que es sobre la cual después caminaremos».
Cómo decorar los espacios según la metodología Montessori
El método Montessori aplicado a los espacios nos habla de ambientes sencillos, con poco color, escasa decoración y con un mobiliario accesible, adaptado a su altura, cama a nivel del suelo y sin obstáculos que impidan al niño bajar de ella.
Los espejos son importantes y también la selección de juguetes. En un ambiente Montessori menos es más y se deben evitar, dentro de lo posible, todos aquellos juguetes con infinidad de sonidos, luces y colores a los que a veces estamos tan acostumbrados en esta primera etapa infantil.
Actividades del hogar que facilitan la autonomía
La cocina es otro de los espacios de la casa que puede favorecer esa autonomía que queremos potenciar en nuestros hijos. Son múltiples, según Sandra, las actividades en las que podemos pedir la colaboración de los niños y que favorecen su autonomía. Para ello se hace necesario poner las cosas que pueden manipular a su alcance y dotarles de una torre de aprendizaje si su altura lo exige. Entre las actividades que pueden realizar, además de poner la mesa o ayudar con el lavavajillas, están:
- Las actividades para cortar, siempre dotándonos de los utensilios adecuados para su edad y empezando por cosas más blandas para ir evolucionando a medida que se adquiera más práctica y destreza con los mismos.
- Las actividades para pelar. Pelar un huevo duro es un muy buen ejercicio para trabajar la paciencia en los niños. Mientras que desvainar habas o guisantes favorece practicar con la pinza que después permitirá a los niños una correcta sujeción del lápiz al escribir.
- Las actividades para exprimir. También las actividades para rallar o las actividades para amasar, siempre con utensilios adaptados a su edad, son igual de participativas.
- La limpieza es otra de las actividades en las que se puede pedir su colaboración y una buena práctica para que aprendan que todo aquello que cae al suelo se debe posteriormente recoger.
- En último lugar, cuidar de plantas y animales también favorece esa autonomía de la que hablamos.
Finalmente, para terminar retomo la frase con la que también Sandra finalizó su charla y que reproduce las palabras de María Montessori respecto a la autonomía «cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo de un niño«. Os animo pues, ya sea con el método Montessori o sin él, a practicar la autonomía de nuestros hijos. Qué me dices, ¿lo probamos?