Anoche eran las 11h00 de la noche y el post para hoy seguía estando en blanco. La lista de temas pendientes en mi Coaching Agenda Aligae iba creciendo por momentos y mis ideas, a esas horas, ya empezaban a decaer.
Este sábado nuestra hija Carla participa por primera vez en un campeonato de patinaje. Gran parte del día de ayer lo pasé buscando algunos complementos que necesitamos para esta exhibición y para su fiesta de cumpleaños que celebraremos al día siguiente, reagendando visitas médicas y buscando regalos. Es entonces cuando más valoro el trabajo que una madre debe hacer más allá de las tareas domésticas y el cuidado de los hijos. La gestión de la agenda de los niños y, por extensión de la familia, requiere altas dosis de organización, como también exige horas de trabajo preparar las comidas día tras día o supone mucha responsabilidad cuidar a un niño cuando cae enfermo. En ese momento es cuando te das cuenta que, aunque ejerces como madre, por lo menos en mi caso, mis conocimientos en según que cosas son escasos y mi formación incompleta. De profesión mamá con diez profesiones incluidas y sin apenas nociones de cada una de ellas. Todo ello me lleva a concluir que inevitablemente con la maternidad, nos convertimos en una mamá orquesta.
Las diez profesiones intrínsecas de una mamá orquesta
Desde los 18 años, momento en que abandoné el domicilio familiar para poder seguir mis estudios en la Universidad, a casi 300 Km de distancia de mis padres, venía escuchando los consejos de mis abuelas, y ahora de mi madre, sobre la importancia de saber cocinar, coser o arreglar ese pequeño electrodoméstico averiado. Sin embargo, no ha sido hasta hace seis años, con la llegada de la maternidad, cuando he empezado a valorar esas palabras y a entender la importancia de ser una mamá orquesta.
Para ser madre, además de ser una experta en aquello por lo que te hayas decidido especializarte profesionalmente, deberás también desenvolverte perfectamente en estas diez profesiones que inevitablemente acabarás conociendo.
- Secretaria. Para una mamá resulta inevitable no asumir el rol de coordinar la agenda de la familia y hacer malabarismos para priorizar lo urgente de lo importante. Médicos, tutorias, actividades extraescolares, festivales, fiestas de cumpleaños, son algunas de las citas que no podrás obviar. En esta faceta, la agenda es mi compañera de viaje y me ayuda a mantener el orden y evitar las lagunas propias de la edad.
- Enfermera. Durante los primeros años con tu bebé haces un curso acelerado sobre el llanto del bebé y cómo tratar y qué hacer con el niño si tiene mocos, le sube la fiebre o se queja del oído o la garganta. Cuántas veces he pensado la suerte que tienen muchos padres de tener una formación en medicina o enfermería para afrontar estas situaciones con mayor entereza. Situaciones tan corrientes como desinfectar una herida, tras los tan habituales accidentes infantiles, gestionar una repentina subida de la temperatura de tu hijo, ingeniárselas con la simple administración de un medicamento ante un niño que se resiste, identificar un resfriado de una gripe o saber cuando se hace imprescindible ir al hospital, se convierten en una verdadera pesadilla. En estos momentos como madre realmente te sientes muy impotente y creo que unos conocimientos básicos de primeros auxilios nos harían sentir a todas mucho más seguras ante las enfermedades y accidentes, tan habituales en esta etapa de la vida.
- Cocinera. Si eres de las que, antes de nacer los niños, improvisaba el momento comida con platos preparados y visitas al restaurante y apenas sabía qué era una sartén, con la llegada de la maternidad debes replantearte este enfoque y empezar a desenvolverte entre fogones. Este era mi caso y con las primeras papillas ya me adentré en el mundo Thermomix y poco a poco he ido aprendiendo. Sin embargo por muchos manuales que lea, nunca creo que seré mujer de muchos guisos y debo confesaros que la tortilla de patatas aún se me sigue resistiendo.
- Costurera. También era de las que pensaba que cuando se caía un botón quién mejor para coserlo que la modista o la costurera de la esquina. Sin embargo, la ropa de los niños necesita continuamente remiendos y a veces sin margen para la improvisación. Este Carnaval mi hija iba disfrazada de Princesa Aurora del cuento de la Bella Durmiente y al vestirse, antes de salir por la puerta, se pisó el vestido y se rasgó parte del mismo en la zona de la cintura. Evidentemente no había otra opción que coserlo y rezar para que aguantara el resto del día sin romperse. En esos momentos pensé lo bien que me hubieran venido esas clases de costura y primeros pasos con la aguja que nunca quise aprender.
- Contable y financiera. En eso, por suerte, quién más y quién menos ha tenido que administrarse su propio dinero y ahorros a lo largo de su juventud. Es una de las profesiones que te acompaña desde que empiezas a cobrar tu primera semanada y hasta que llegas a la jubilación.
- Maquilladora y peluquera y más adelante estilista. A medida que los niños van creciendo y especialmente si tus hijos son niñas, habrá muchas ocasiones especiales en que deberás entrenarte en eso de hacer un moño, una trenza o maquillarla tal cuál una princesa. Tampoco en esto yo soy demasiado mañosa y en estos casos, bienvenido sea youtube y algunos de los tutoriales que hay colgados en la red.
- Manitas. Con la maternidad empiezas también a valorar la importancia de tener la habilidad para arreglar aquello que se acaba de estropear y hacer que vuelva a funcionar de nuevo. Por suerte, en casa, está papá que siempre acaba arreglando ese juguete que se acaba de romper o, a medida que van creciendo, le ayuda con esa manualidad que a mamá se le resiste. Sin embargo, en ocasiones, echo de menos no ser algo más reparadora como lo es Campanilla en la Hondonada de las Hadas.
- Taxista. Durante los primeros años son constantes los viajes al pediatra pero, a a medida que van creciendo, tu función de taxista va en aumento. Pronto al pediatra se le suma el logopeda, el dermatólogo, el otorrino, el dentista, las actividades extraescolares y también, según crecen, las fiestas infantiles o los partidos y los campeonatos en fin de semana.
- Psicóloga. De pequeños porque en ocasiones te sientes impotente y no sabes como gestionar según que situaciones ni cómo aplicar la disciplina sin caer en el temido castigo ni las socorridas amenazas. De mayores, porque te gustaría poder dialogar con ellos, entenderles en sus diferentes fases y a medida que van creciendo, acompañarles. La psicología formará parte de tu día a día como madre y deberás ir formándote para entender en cada etapa cómo se adapta tu hijo y saber detectar un problema si aparece.
- Personal shopper y party planner. En mi caso disfruto organizando las fiestas de cumpleaños y escapándome de compras para mis hijos y también para mí y mi marido. Sin embargo, son tareas que exigen su tiempo y dedicación y no todas las mamás lo tienen o pueden disponerlo.
Como veis, nunca estamos preparadas para ser madres y cuando lo somos aún nos queda un largo recorrido para seguir formándonos y seguir aprendiendo. En este sentido me siento como un caracol que lentamente va avanzando sin apenas ver sus progresos pero que, consigue llegar a la meta. Las madres, sin ser conscientes de ello, somos capaces de desempeñar varias tareas a la vez y de hacerlo perfectamente, definitivamente es lo que yo denomino ser una mamá orquesta.