Somos muchas las madres que coincidimos en decir que con la segunda maternidad todo es más fácil. Los segundos, por regla general, suelen ser niños más tranquilos, por lo menos durante los primeros meses de vida.
Seguramente, como madre, también afrontas esta etapa de manera distinta, con mayor seguridad y pragmatismo y menos miedos. Aunque nunca llegas a controlar la situación, la experiencia de un primero ayuda a visualizar la maternidad de forma distinta.
Todo ello favorece que ante la llegada del segundo relativices muchos de los momentos en los que con tu primer hijo no sabías ni cómo actuar y, sobre todo, que no repitas algunos de los errores de tu primera maternidad.
Sin embargo, son muchos los errores que, a pesar de ya haber sido madre, se cometen. También los hay que incluso, sin darse una cuenta, retoma de cuando era mamá primeriza.
5 errores que llegan con la segunda maternidad
- Imaginar y presuponer que, después de la primera maternidad, afrontar la llegada de un segundo hijo apenas se va a notar en tu día a día. Son muchos los cambios que se producen en el hogar con la segunda maternidad y no son únicamente cuestiones logísticas, sino emocionales.
- Comparar continuamente a los dos hermanos en su evolución y crecimiento. A pesar de ser hermanos cada uno evoluciona a su propio ritmo y debes ser consciente de ello.
- Sobreproteger en exceso al segundo hijo por el simple hecho de ser el pequeño y desatender al mayor por pensar que debería ser más autónomo.
- Hacer al hermano mayor más mayor de lo que es y exigirle determinados roles que no le pertenecen. Debes ayudar a tu hijo/a mayor a entender la nueva situación y apoyarle en este proceso de adaptación.
- Negar los celos que surgen inevitablemente entre hermanos y que ,de más mayores, les impulsarán a competir entre sí continuamente y a buscar tu atención.
5 errores comunes de los que nunca aprenderemos
- Olvidarte de tí misma y no pensar en tus pequeños momentos como mujer que también eres. El tiempo para ir al salón de belleza, escaparte una mañana de compras o simplemente ir a hacer ejercicio o leer un libro debería existir y debería ser igual o más importante que dar de comer a tus hijos.
- Olvidar a tu pareja por considerar que ahora lo importante es atender a los bebés y tu rol como madre.
- No pedir ayuda. Con dos niños en casa, y más si son pequeños, es más importante que nunca que aprendas a delegar y a confiar en aquellos que tienes alrededor para el cuidado de tus hijos. Como madre no puedes llegar a todo ni tampoco dividirte en dos. Ni tampoco debes pretender hacerlo.
- Seguir pensando que, además del cuidado de los niños, la casa debe estar perfecta. Aprovecha tus horas de descanso para otras actividades que no sean ordenar espacios, poner lavadoras o planchar la ropa del bebé. Relájate y aprende a disfrutar del desorden.
- No dejarte vencer por el estrés y el cansancio. Motívate a salir de casa y a hacer actividades con los niños, relaciónate con otras madres y con tu entorno más inmediato.
Aprende a ser una mamá feliz
Nuestro segundo hijo nació en Navidades. Siempre digo que no es lo mismo nacer en pleno invierno que en verano y que ello favorece que, como madre, vivas la maternidad de forma distinta. El frío no invita a hacer muchas actividades fuera del hogar y favorece las enfermedades y las complicaciones en bebés.
Sin embargo, encerrarse en casa no ayuda a hacer más llevadera la maternidad. Mi consejo ante todo, es que vivas la maternidad cómo en ese momento sientas. También que favorezcas los espacios en que como familia puedas interactuar y oxigenarte. Piensa en el recién nacido, piensa en vuestro primer hijo, en tu pareja, pero también no te olvides de pensar en tí misma. Una madre feliz es la clave para vivir una maternidad plena. Sin culpas, remordimientos y consciente de lo que quieres ser, una buena madre.